El origen del traje de neopreno o isotérmico en la natación en triatlón, fue la protección de los deportistas contra la hipotermia. Estos trajes están formados de neopreno de distintos grosores, y es así por lo que popularmente en el argot del triatlón, se conoce como traje de neopreno. Su uso está delimitado por el reglamento, de forma que en función de la temperatura los jueces designarán su uso como voluntario, obligatorio u optativo. Cuando en un triatlón su uso es optativo, la mayor parte de los triatletas lo usan, y no es sólo por la comodidad de nadar sin frío, sino por la ventaja que aporta en el tiempo invertido en recorrer el sector.
Traje de neopreno y triatlón: estudios
Toussaint y cols. (1989) observaron que utilizando traje isotérmico disminuye la fuerza de arrastre un 14% a una velocidad de 1’25 m/seg. y un 12% a una velocidad de 1’5 m/seg. Esta disminución de la fuerza de arrastre se explica por las características del material ya que con el traje se mejora la flotabilidad y aumenta la fuerza de sustentación, lo que se refleja en una mejora de tiempo para un mismo recorrido.
Chatard y cols. (1994) demostró que la mejora del rendimiento con el uso del traje de neopreno depende también de variables tales como el nivel de entrenamiento del nadador, del entrenamiento previo con traje de neopreno y de la antropometría del deportista. Comprobó algo de lo que los triatletas ya nos hemos percatado en las competiciones: los peores nadadores mejoran más su rendimiento que los buenos nadadores dentro del triatlón. Es decir, el traje de neopreno “iguala” la natación de los competidores, ya que coloca al mal nadador en una posición mucho más hidrodinámica de la que él suele llevar habitualmente, con lo cual se igualan las fuerzas de arrastre generadas. Un buen nadador tenderá a llevar habitualmente una posición mejor, por lo que no se beneficiará tanto de este incremento de flotación.
Se estima que el uso de traje de neopreno permite a los triatletas nadar un aproximadamente un 5% más rápido, lo que equivale a 4-6 segundos por cada 100 metros, en función de variables como la calidad y grosor del traje, nuestro nivel de natación, lo adaptado que estemos a nadar con él, la movilidad que nos permita en los hombros, si la prueba se realiza en agua salada o dulce, etc.
Lamentablemente estos trajes son caros, si bien han bajado mucho en los últimos años en los que el triatlón se está popularizando, pero hemos de valorar, además de la comodidad de no pasar frío, lo que influirá directamente en un ahorro energético, el esfuerzo que supone mejorar 1´15” aproximadamente nuestro tiempo en la natación de un triatlón olímpico, y no sólo eso, sino en la desventaja que supone no llevarlo cuando el reglamento lo deja opcional.
Referencias Bibliográficas
- Chatard y cols. Wet suit effect: a comparison between competitive swimmers and triathletes. Medicine and Science in Sport and Exercise, 1995.;. Vol. 27 nº4: 580-586
- Toussaint HM, Bruinink L, Coster R, De Looze M, Van Rossem B, Van Veenen R, De Groot G. Effect of a triathlon wet suit on drag during swimming. Medicine and Science in Sport and Exercise. 1989; 21(3): 325-8.